jueves, 8 de abril de 2010

"Daddy"

Papá




Ya no me quedas no me calzas más

zapato negro, nunca más.

Allí dentro vivía como un pie

durante treintaitantos años, pobre y blanca,

sin atreverme a respirar ni decir achú.



Papacito he tenido que liquidarte.

Estabas muerto antes de que hubiese tenido tiempo

Pesado como mármol, talega llena de Dios,

estatua lúgubre una sola pezuña parda

Grande como un sello de San Francisco.



Una sola cabeza sobre el caprichoso Atlántico

Donde derrama granos verdes sobre el azul

Aguas afuera de la hermosa Nauset.

Me acostumbré a rezar para que volvieras.

Ach, du.



En la lengua alemana, en el pueblo polaco,

Raídos, nivelados por la aplanadora

De las guerras, las guerras, las guerras.

Pero el nombre del pueblo no es extraño.

Dice mi amigo el polaco.



Que hay más de una docena

De modo que no puedo acertar dónde

Tú pusiste la planta, tu raíz,

Yo nunca pude hablarte

Se me pegaba la lengua al paladar.



Se trabó en una trampa alambrada de púas

Ich, ich, yo, yo.

Apenas si podía hablar,

Creía que todo alemán eras tú

Y el obsceno lenguaje



Una máquina, era una máquina

Insultándome como a una judía.

Otro judío a Dachau, Auschwitz, Belsen.

Como judía empecé a hablar

Y pienso que muy bien judía puedo ser.



Las nieves del Tirol, la cerveza de Viena

No son tan puras ni tan auténticas.

Con mi linaje gitano y mi extraña suerte

Y mi mazo de Tarot, mis cartas de Tarot

Muy bien puedo ser algo judía.



Siempre te he tenido a ti

Con tu Luftwaffe, con tu glugluglú,

Y tu recortado bigote

Y tu ojo ario, azul celeste.

Hombre-panzer. Oh, tú…



No Dios, sino una esvástica

Tan negra que ningún cielo podría cernirse.

Toda mujer adora a un fascista,

la bota en la cara, el brutal

brutal corazón de una bestia como tú.



De pie estás en la pizarra, papi,

En la fotografía que tengo de ti,

Una hendidura en la barbilla

En vez de en tu pie.

Pero no menos demonio por eso, no,

No menos que el hombre de negro.



Qué puso freno a mi lindo y rojo corazón

Tenía diez años cuando te enterraron.

A los veinte intenté morir

Y regresé, regresé a ti

Pensé que hasta mis huesos volverían también.



Pero me sacaron de la talega

Y me reconstruyeron con goma.

Y entonces supe qué hacer.

Hice un modelo de ti.

Un hombre de negro con aire de Meinkampf.



Amante del tormento y la deformación

Yo dije sí, sí quiero.

Así, papito, he terminado al fin.

El teléfono se arrancó de raíz,

Las voces ya no pueden carcomerme más.



He matado a un hombre, he matado a dos

Al vampiro que dijo ser tú

Y bebió de mi sangre todo un año,

Siete años si quieres enterarte,

Papito, puedes descansar en paz ahora.



Hay una estaca en tu negro, burdo corazón,

A los aldeanos nunca les gustaste.

Están bailando y zapateando sobre ti,

siempre supieron que eras tú

Papito, papito: escúchame bastardo, acabada estoy. (Sylvia Plath)

Sylvia Plath (Boston; 27 de octubre de 1932 – Londres; 11 de febrero de 1963) poetisa, prosista y ensayista estadounidense.


Plath mostró gran talento a una edad temprana, al publicar su primer poema con 8 años. Su padre, Otto, que era profesor de universidad y una autoridad en el campo del estudio de las abejas, murió en esa época, el 5 de octubre de 1940.

Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a la muerte de su padre cuando ella contaba nueve años, pérdida que nunca logró superar, hoy se sabe con certeza que padecía trastorno bipolar, enfermedad no psicológica que en la actualidad tiene adecuado tratamiento.



A principios de 1963, se fué a vivir en un apartamento de Londres sin apenas dinero y dedicando sus últimos meses a la poesía. Dos meses después de cumplir los 30 años, el 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath dejó a sus dos hijos -de tres y un año- dormidos, metió la cabeza en el horno y se suicidó.



El poema Daddy(Papá) pertenece a uno de sus poemarios más famosos, "Ariel"(1965) está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento. Poemas completos, ganó el Premio Pulitzer en 1982 y fue editado por su marido, el poeta británico Ted Hughes, en el año 1981. La campana de cristal (1963), novela que se editó bajo el seudónimo de Victoria Lewis, es un relato autobiográfico. Su correspondencia, Cartas a casa, 1950-1963, fue publicada en 1975.

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